En los últimos años el respeto que todos debemos tener a la hora de exponer nuestro cuerpo a la radiación solar se ha transformado en algo paranoico por parte de muchos profesionales de la salud, olvidando que el Sol ha participado en nuestro desarrollo como especie a nivel biológico, interactuando con nuestro organismo en reacciones fisiológicas como las mediadas por la vitamina D o la melanina.
En los últimos tiempos se ha dado a conocer el papel estelar de la vitamina D en múltiples funciones encimáticas. Tejidos como la próstata, cerebro, hueso o epitelio tienen en ella un elemento fundamental, y su déficit, nos predispone hacia el cáncer de próstata o colon, la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1 (insulinodependiente), esclerosis múltiple, osteoporosis o inflamación crónica de bajo grado, entre otras.
Hasta hace unos lustros, sólo se la tenía en cuenta para diagnosticar el raquitismo en niños o la osteomalacia en adultos, siendo su valor mínimo de referencia 14 nanogramos por decilitro en sangre. Sin embargo, los estudios de intervención realizados en los últimos tiempos dicen que los niveles de vitamina D más seguros para evitar los importantes procesos que mencionábamos anteriormente, deben estar por arriba de 40 ó 50 nanogramos por decilitro, y nunca menos de 32. Lo curioso es que los valores de referencia de los distintos laboratorios, hacen caso omiso a estas investigaciones y siguen empleando los 14 nanogramos como nivel mínimo.
Las estimaciones hechas sobre la posible incidencia de la hipovitaminosis D en la mortalidad general de la población, hablan de 15 a 25 veces más casos por déficit de vitamina D, es decir, por no tomar el sol que por melanoma. Por tanto, y sin volvernos locos a achicharrarnos como costillas en una parrilla, es bueno tomar algo de sol 3 ó 4 veces por semana en brazos y piernas. La exposición al astro rey, dependerá de la latitud geográfica, época del año y tonalidad de la piel, existiendo tablas y páginas en la red que te valoran los tres parámetros y te dan la resultante en tiempo de exposición recomendado. No obstante, lo de sentido común es tomar el sol hasta ponerte de color rosa, sin llegar nunca al rojo.
Por su parte la suplementación con vitamina D, se va haciendo necesaria en mayor cuantía, a medida que vamos alejándonos del Ecuador en el mapa, ya que a mayor latitud, tanto norte como sur, serán menos los meses con una buena exposición solar. También, se debe suplementar a aquellos que a pesar de vivir en zonas con mucha luz solar, no se exponen a la misma.
a lamisca..
Tampoco debemos olvidarnos de la relación entre toma de vitamina D suplementada y mejora del rendimiento deportivo.
En fin, que las exageraciones nunca fueron buenas, y recomendamos una exposición moderada al sol, previa a la crema de protección solar, que no debe hacerse en horas centrales del día ni por mucho tiempo. Debemos desmitificar el poder dañino del astro rey y empezar a verlo como un aliado en salud y no como una amenaza.
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